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Estilo

Pabellón y el humor (texto de Miguel Porras)

 

Ciertamente, la propuesta de Pabellón es irreverente, única y llena de sorpresas. Los 4 integrantes que ha tenido la agrupación, aparte de virtuosos en el instrumento, son poseedores de un sentido de humor negro y mordaz.


Tanto así, que el productor de su segundo disco escribía en las notas de ese álbum lo siguiente:

"Me divertí mucho la primera vez que escuché a Pabellón sin baranda en concierto. Finalizado el evento, conversé con ellos…En medio de felicitaciones y cumplidos de sus admiradores más cercanos, tuve el atrevimiento de expresarles mi temor de que el público no tomara en serio sus interpretaciones sin continuaban actuando de esa manera, casi irreverente, como recién los había visto. Con audaces arreglos y una actuación escénica por poco circense, temía que, a pesar de que nos divertían, la mayoría pasaría por alto el talento de cada uno de ellos… Se rieron de mí ocurrencia. Estaban muy seguros: 'La gente sí sabría admirarles por sus interpretaciones musicales'. Pasado un tiempo, debí darles la razón. Hoy se les aplaude y respeta como uno de los más importantes grupos de la escena musical contemporánea venezolana (Montiel, 2007:3)."

 

Antes de meternos de lleno en la música de Pabellón, es justo comentar sobre el humor de la agrupación. Si bien es cierto, en este tipo de agrupaciones que estamos registrando e investigando, el humor es parte esencial, con El Cuarteto ya lo desarrollamos, con Aquiles algo mencionamos y así sucesivamente todos los grupos tienen su particular humor.

 

En los conciertos siempre hay alusión a un chiste, una conversación jocosa, un doble sentido. Pabellón simplemente lo hace más explícito, ya el nombre genera cierta gracia, como con Gurrufío Chamber Ensemble, que no prosperó, solo quedó el juguete, el gurrufío. Sobre el nombre del trío, Paul Desenne discurre unas líneas bastante humorísticas en el primer trabajo discográfico.

 

En ese mismo primer disco, de 1997 titulado Pabellón sin Baranda, las notas de agradecimiento son una muestra del buen humor de los integrantes del grupo. Entre otros agradecen “A nosotros tres por soportarnos. A nuestras familias (y acéptenos otra vez en casa). A todos los compositores (por permitirnos profanar sus obras)”. Los títulos de las canciones también son oportunidades para demostrar las guasas, en el primer disco por ejemplo tenemos un potpurrí de danzas zulianas que se llama Maracaibo flambeado. En el segundo disco, tienen un Estudio merenguístico y el homenaje a Stravinsky en merengue venezolana con la pieza Stravismo. También en el segundo disco aparece, El eschaveta’o de Pablo Camacaro, dedicada especialmente al grupo, un eschavetado como lo define Javier Montilla, “puede ser alguien que no coordina sus acciones físicas o mentales coherentemente ¿locura o distracción?, o simplemente ser algo que no cumple debidamente su función” (Montilla, 2004:18).

 

Y es que Pablo quedó impresionado cuando escuchó a Pabellón, él mismo subscribe:

"Confieso que, de momento no acepté del todo, lo que había apreciado en ese concierto. Sin embargo, algo dentro de mí me decía que debía respetar y admitir la propuesta musical escuchada. Esa misma noche, conversando después del concierto con ellos, me comprometí a componer en tiempo de merengue, algo que bautizaría con el nombre de “El Eschavetao”. Concebí también el arreglo para que ellos no tuvieran que hacer esa travesura, lo cual fue una intrepidez de mi parte (Camacaro, 2007:14)."

 

Ya en el tercer disco son más evidentes, títulos como Se fue la luz, El desconcherto de los fantasmas del Manzanares o Sanscrito al anafre. Pedro cuenta de manera anecdótica que tocando el merengue Se fue la luz, literalmente se fue la luz, situación que lamentablemente se ha vuelto común en Venezuela, pero ellos siguieron tocando acústicamente el tema (Porras, 2020: entrevista nº40).

 

Pero a los títulos de las piezas que componen el tercer álbum, hay que agregarles el género que son, que no deja indiferente a nadie, por mencionar unos tenemos que: Joropo tal vez es un joropo incierto, Se fue la luz es un merengue eléctrico, Trisonante es un vals draculesco y el Cuarto grito es desgenerada. Como podemos observar, el humor en Pabellón va de la mano con su irreverente propuesta musical.

 

En cuanto a su música, ya hemos ido adelantando que de entrada quien escucha a Pabellón queda sorprendido, pero sin saber cuál es exactamente el motivo de tal sorpresa, si por su calidad o por la forma inédita de tocar sus instrumentos, o porque no entienden la propuesta, ya que Pabellón lleva esta música a límites poco habituales a la tradición.

 

Paul Desenne en artículo de presta los describe así:

"El punto desde el cual veían la música venezolana estos tres fantásticos improvisadores planteaba una perspectiva muy diferente de lo que ofrecían entonces El Cuarteto o Gurrufío, dos colosos del género. No tenían la veteranía ni el sonido imponente de los precursores que les habían despejado el camino, creando las referencias, estilo y repertorio; pero estos atrevidos servían los platos típicos con los ingredientes mucho más salvajes, más picantes y hasta venenosos, sin caer en las promiscuidades criollas insoportables de jazz ni usan, Dios me libre, el barniz embellecedor de muebles viejos que nunca seca. Era un lenguaje nuevo (2009).

 

Tenemos delante una agrupación con una propuesta novedosa y única. Su repertorio se basa en la música que ellos componen y en las versiones de autores reconocidos de la tradición venezolana. Es muy común los potpurrís de piezas según el género, como por ejemplo Gaitollón, popurrí de gaitas zulianas, Popurrí barandeao hecho de merengues y Maracaibo flambeado que ya los mencionamos.

Pabellon Felipe DiLodovico.JPG
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